En el siglo XI diferentes estados Cristianos de Europa Occidental iniciaron una serie de campañas militares,
peregrinaciones armadas y expansiones coloniales en Oriente Próximo a la
conquista de la llamada Tierra
Santa en una Guerra Santa contra los musulmanes, judíos, etc.
Un cruel episodio de aquellas incursiones militares, durante la
primera cruzada, es relatada por Raimundo de Aguilers, canónigo de Puy, fue uno de
los hombres que participó en aquellas masacres y que dejó una descripción para
la posteridad que habla por sí sola:
«Maravillosos
espectáculos alegraban nuestra vista. Algunos de nosotros, los más piadosos,
cortaron las cabezas de los musulmanes; otros los hicieron blancos de sus
flechas; otros fueron más lejos y los arrastraron a las hogueras. En las calles
y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies. Se
derramó tanta sangre en la mezquita edificada sobre el templo de Salomón, que
los cadáveres flotaban en ella y en muchos lugares la sangre nos llegaba hasta
la rodilla. Cuando no hubo más musulmanes que matar, los jefes del ejército se
dirigieron en procesión a la Iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de
acción de gracias»
Fuente: wikipedia.org
Chestnut Pilonga