Esta mañana miré al cielo y fue entonces cuando lo entendí todo.
El triángulo, símbolo esotérico por excelencia, expresión geométrica de
la proporción divina, también recipiente que guarda el “ojete que todo lo ve”
de los Illuminatis y hasta icono de la sacrosanta trinidad de Dios.
¿No lo veis? Todo cuadra y además, aparece en el cielo.
Todo esto demuestra firmemente y sin fisuras el contubernio judeo-masónico
entre industrias farmacéuticas, militares y poderes económicos con la intención de
manipularnos, someternos a su voluntad o incluso exterminarnos en el peor de los casos, a base
de fumigarnos con sus malévolos productos químicos.
Ahora entiendo ese malestar que he padecido hoy y ese impulso por
consumir productos estadounidenses como la coca-cola.
Creo que es hora de comprarme un CheimBuster de Don Croft que
curiosamente, y con ello cerramos el círculo, también es americano.
Eloco de Lastillson
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